«Estanzas de invierno»/ «Winterliche Stanzen» de R.M. Rilke

Estanzas de invierno[1]

Por R.M. Rilke / Traducción de Gerardo Piña


Soportaremos los días fallidos

desde los lindes de la resistencia;

a la defensiva, nuestra mejilla

nunca está lista para el viento intenso.

La noche es fuerte, pero allá a lo lejos

una lámpara débil nos persuade.

Que te consuele: la helada prepara

la tensión futura de tus sentidos.


¿Viviste en su totalidad las rosas

el verano pasado? Siente, piensa:

¿la frescura de las horas al alba,

el paso ligero por los caminos

entretejidos como telarañas?

Cae en ti, emociónate, despierta

el deseo amado y hoy ausente en ti.

Y cuando veas que algo se te ha ido

alégrate: puedes volver a empezar.


Quizás un brillo y vueltas de palomas,

una reminiscencia de ave como

una sospecha a medias, un vistazo

de flores que muchos pasan por alto:

sospecha perfumada ante la noche.

En la Naturaleza, lo divino

todo lo llena. ¿Quién podría crearla

sino un Dios, con toda naturalidad?

Pues quien muy dentro sintiera a Natura

cómo apremia, la vería también

cumplirse satisfecha entre Sus manos.


Sería como el exceso y el granizo:

no esperaría a concebir lo nuevo,

sería como el exceso y el granizo:

no pensaría que algo se le escapa,

sería como el exceso y el granizo

con un anhelo inmenso y superado

y aún se asombraría de aguantar:

el deleite cambiante y poderoso.


[1] Hasta donde sé, este poema no había sido traducido al español (parece que tampoco al inglés ni al francés). La palabra “stanza” en el título original alude a una forma poética italiana que Rilke imita en este poema. La estructura existe en español aunque es poco común. El número de versos por estrofa varía aunque suelen ser ocho endecasílabos. Debido a la enorme concisión que existe en el alemán frente al español, no he podido conservar la rima aunque sí la métrica del poema. También he añadido un par de versos cuando aún sacrificar alguna palabra no era suficiente para dar la idea.

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Winterliche Stanzen

Nun sollen wir versagte Tage lange

ertragen in des Widerstandes Rinde;

uns immer wehrend, nimmer an der Wange

das Tiefe fühlend aufgetaner Winde.

Die Nacht ist stark, doch von so fernem Gange,

die schwache Lampe überredet linde.

Lass dichs getrösten: Frost und Harsch bereiten

die Spannung künftiger Empfänglichkeiten.


Hast du denn ganz die Rosen ausempfunden

vergangnen Sommers? Fühle, überlege:

das Ausgeruhte reiner Morgenstunden,

den leichten Gang in spinnverwebte Wege?

Stürze in dich nieder, rüttle, errege

die liebe Lust: sie ist in dich verschwunden.

Und wenn du eins gewahrst, das dir entgangen,

sei froh, es ganz von vorne anzufangen.


Vielleicht ein Glanz von Tauben, welche kreisten,

ein Vogelanklang, halb wie ein Verdacht,

ein Blumenblick (man übersieht die meisten),

ein duftendes Vermuten vor der Nacht.

Natur ist göttlich voll; wer kann sie leisten,

wenn ihn ein Gott nicht so natürlich macht.

Denn wer sie innen, wie sie drängt, empfände,

verhielte sich, erfüllt, in seine Hände.


Verhielte sich wie im Übermaß und Menge

und hoffte nicht noch Neues zu empfangen,

verhielte sich wie Übermaß und Menge

und meinte nicht, es sei ihm was entgangen,

verhielte sich wie Übermaß und Menge

mit maßlos übertroffenem Verlangen

und staunte nur noch, dass er dies ertrüge:

die schwankende, gewaltige Genüge.

«San Salvador»

“San Salvador”[1]

[1] „San Salvador“, from: Peter Bichsel, Eigentlich möchte Frau Blum den Milchmann kennenlernen. 21 Geschichten. © Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main 1993. All rights with and controlled through Suhrkamp Verlag Berlin.

de Peter Bichsel
Traducción de Gerardo Piña

(El texto fuente está al final de la traducción)

Se había comprado una pluma fuente.

Después de trazar varias veces en una hoja su firma, sus iniciales, su dirección, algunas líneas onduladas y la dirección de sus padres, tomó una hoja nueva, la dobló con cuidado y escribió: “Aquí hace mucho frío para mí”, después añadió: “Me voy a Sudamérica”. Luego se detuvo, enroscó la tapa de la pluma, observó la hoja, vio cómo la tinta se secaba y oscurecía (en la papelería le habían garantizado que al secarse se tornaría negra), después volvió a tomar la pluma y puso Paul, su nombre, con gran amplitud.

Luego se sentó allí.

Más tarde, ordenó los periódicos que estaban sobre la mesa, ojeó la cartelera, pensó en algo, puso el cenicero a un lado, rompió la hoja con las líneas onduladas, vació su pluma y la rellenó. Ya era muy tarde para la función del cine.

El ensayo del coro de la iglesia terminaba a las nueve, Hildegard estaría de vuelta a las nueve y media. La estaba esperando. A toda la música de la radio. Entonces apagó el radio.

Sobre la mesa, en el centro de la mesa, estaba solamente la hoja doblada en la que estaba escrito Paul, su nombre, con una tinta entre negro y azul.

“Aquí hace mucho frío para mí”, decía el texto.

Así que Hildegard volvería a casa a las nueve y media. Ya eran las nueve en punto. Ella leería su mensaje, se asustaría, probablemente no creería en eso de Sudamérica, pero aún así contaría las camisas en la caja, algo debería de suceder. Ella llamaría a “Los leones”.

“Los leones” está cerrado los miércoles.

Ella sonreiría y se desesperaría y se resignaría, tal vez.

Se apartaría el cabello de la cara varias veces, se pasaría el dedo anular de la mano izquierda por ambos lados de la sien y luego se desabrocharía el abrigo lentamente.

Entonces se sentó allí, reflexionando, preguntándose a quién podría escribirle una carta, leyó las instrucciones de la pluma fuente una vez más; decía que había que girarla ligeramente hacia la derecha, leyó también el texto en francés, comparó el texto en inglés con el alemán, miró otra vez su hoja, pensó en palmeras, pensó en Hildegard.

Se sentó allí.

A las nueve y media llegó Hildegard a casa y preguntó: “¿Están dormidos los niños?” Se apartó el cabello de la cara.

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San Salvador

Er hatte sich eine Füllfeder gekauft.

Nachdem er mehrmals seine Unterschrift, dann seine Initialen, seine Adresse, einige Wellenlinien, dann die Adresse seiner Eltern auf ein Blatt gezeichnet hatte, nahm er einen neuen Bogen, faltete ihn sorgfältig und schrieb:„Mir ist es hier zu kalt“, dann „ich gehe nach Südamerika“, dann hielt er inne, schraubte die Kappe auf die Feder, betrachtete den Bogen und sah, wie die Tinte eintrocknete und dunkel wurde (in der Papeterie garantierte man, daß sie schwarz werde), dann nahm er seine Feder erneut zur Hand und setzte noch großzügig seinen Namen Paul darunter.

Dann saß er da.

Später räumte er die Zeitungen vom Tisch, überflog dabei die Kinoinserate, dachte an irgend etwas, schob den Aschenbecher beiseite, zerriß den Zettel mit den Wellenlinien, entleerte seine Feder und füllte sie wieder. Für die Kinovorstellung war es jetzt zu spät.

Die Probe des Kirchenchores dauert bis neun Uhr, um halb zehn würde Hildegard zurück sein. Er wartete auf Hildegard. Zu all dem Musik aus dem Radio. Jetzt drehte er das Radio ab.

Auf dem Tisch, mitten auf dem Tisch, lag nun der gefaltete Bogen, darauf stand in blauschwarzer Schrift sein Name Paul.

„Mir ist es hier zu kalt“, stand auch darauf.

Nun würde also Hildegard heimkommen, um halb zehn. Es war jetzt neun Uhr. Sie läse seine Mitteilung, erschräke dabei, glaubte wohl das mit Südamerika nicht, würde dennoch die Hemden im Kasten zählen, etwas müßte ja geschehen sein.

Sie würde in den „Löwen“ telefonieren.

Der „Löwen“ ist mittwochs geschlossen.

Sie würde lächeln und verzweifeln und sich damit abfinden, vielleicht.

Sie würde sich mehrmals die Haare aus dem Gesicht streichen, mit dem Ringfinger der linken Hand beidseitig der Schläfe entlang fahren, dann langsam den Mantel aufknöpfen.

Dann saß er da, überlegte, wem er einen Brief schreiben könnte, las die Gebrauchsanweisung für den Füller noch einmal – leicht nach rechts drehen – las auch den französischen Text, verglich den englischen mit dem deutschen, sah wieder seinen Zettel, dachte an Palmen, dachte an Hildegard.

Saß da.

Und um halb zehn kam Hildegard und fragte:„Schlafen die Kinder?“. Sie strich sich die Haare aus dem Gesicht.

5 poemas de Paul Celan

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1

Der Sand aus den Urnen

Schimmelgrün ist das Haus des Vergessens.

Vor jedem der wehenden Tore blaut dein enthaupteter Spielmann.

Er schlägt dir die Trommel aus Moos und bitterem Schamhaar;

mit schwärender Zehe malt er im Sand deine Braue.

Länger zeichnet er sie als sie war, und das Rot deiner Lippe.

Du füllst hier die Urnen und speisest dein Herz.

1

La arena de las urnas

Verde moho es la casa del olvido.

Tu músico decapitado azulea frente a cada una de las puertas ondeantes.

Toca para ti el tambor de musgo y de amargo vello púbico;

con el dedo del pie lleno de llagas dibuja tu ceja en la arena.

La dibuja más larga de lo que era, y el rojo de tu labio.

Llenas aquí las urnas y alimentas tu corazón.

2

Lob der Ferne

Im Quell deiner Augen

leben die Garne der Fischer der Irrsee.

Im Quell deiner Augen

hält das Meer sein Versprechen.

Hier werf ich,

ein Herz, das geweilt unter Menschen,

die Kleider von mir und den Glanz eines Schwures:

Schwärzer im Schwarz, bin ich nackter.

Abtrünnig erst bin ich treu.

Ich bin du, wenn ich ich bin.

Im Quell deiner Augen

treib ich und träume von Raub.

Ein Garn fing ein Garn ein:

wir scheiden umschlungen.

Im Quell deiner Augen

erwürgt ein Gehenkter den Strang.

 

2

Elogio de la distancia

En la fuente de tus ojos

viven las redes de los pescadores del mar del extravío.

En la fuente de tus ojos

mantiene el mar su promesa.

Aquí lanzo yo

un corazón que estuvo entre la gente,

mi ropa y el brillo de un juramento:

Más negro en la negrura estoy aún más desnudo.

Soy leal solo cuando soy disidente.

Soy tú cuando soy yo.

En la fuente de tus ojos

voy a la deriva y sueño con un rapto.

Una red atrapó una red:

nos separamos estrechamente abrazados.

En la fuente de tus ojos

un ahorcado estrangula la cuerda.

3

Corona

Aus der Hand frißt der Herbst mir sein Blatt: wir sind Freunde.

Wir schälen die Zeit aus den Nüssen und lehren sie gehn:

die Zeit kehrt zurück in die Schale.

Im Spiegel ist Sonntag,

im Traum wird geschlafen,

der Mund redet wahr.

Mein Aug steigt hinab zum Geschlecht der Geliebten:

wir sehen uns an,

wir sagen uns Dunkles,

wir lieben einander wie Mohn und Gedächtnis,

wir schlafen wie Wein in den Muscheln,

wie das Meer im Blutstrahl des Mondes.

Wir stehen umschlungen im Fenster, sie sehen uns zu von der Straße:

es ist Zeit, daß man weiß!

Es ist Zeit, daß der Stein sich zu blühen bequemt,

daß der Unrast ein Herz schlägt.

Es ist Zeit, das es Zeit wird.

Es ist Zeit.

 

 

3

Corona

El otoño come de mi mano su hoja: somos amigos.

Pelamos el tiempo de las nueces y le enseñamos a partir:

y el tiempo vuelve hacia la cáscara.

En el espejo es domingo,

en el sueño alguien duerme,

la boca dice la verdad.

Mi mirada desciende hasta el sexo de mi amante:

nos miramos,

nos decimos la oscuridad,

nos amamos como memoria y amapola,

nos dormimos como el vino en las conchas,

como el mar en el rayo de sangre de la luna.

Nos quedamos abrazados en la ventana y ellos nos miran desde la calle:

¡ya es tiempo de que se sepa!

ya es tiempo de que la piedra se digne a florecer,

de que a la inquietud le toque un corazón.

Ya es tiempo de que sea tiempo.

Ya es tiempo.

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4

Todesfuge

Schwarze Milch der Frühe wir trinken sie abends

wir trinken sie mittags und morgens wir trinken sie nachts

wir trinken und trinken

wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng

Ein Mann wohnt im Haus der spielt mit den Schlangen der

schreibt der schreibt wenn es dunkelt nach Deutschland dein goldenes Haar Margarete

er schreibt es und tritt vor das Haus und es blitzen die Sterne er pfeift seine Rüden herbei

er pfeift seine Juden hervor läßt schaufeln ein Grab in der Erde

er befiehlt uns spielt nun zum Tanz

Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts

wir trinken dich morgens und mittags wir trinken dich abends

wir trinken und trinken

Ein Mann wohnt im Haus und spielt mit den Schlangen der schreibt

der schreibt wenn es dunkelt nach Deutschland dein goldenes Haar Margarete

Dein aschenes Haar Sulamith wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng

Er ruft stecht tiefer ins Erdreich ihr einen ihr anderen singet und spielt

er greift nach dem Eisen im Gurt er schwingts seine Augen sind blau

stecht tiefer die Spaten ihr einen ihr andern spielt weiter zum Tanz auf

Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts

wir trinken dich morgens und mittags wir trinken dich abends

wir trinken und trinken

ein Mann wohnt im Haus dein goldenes Haar Margarete

dein aschenes Haar Sulamith er spielt mit den Schlangen

Er ruft spielt süßer den Tod der Tod ist ein Meister aus Deutschland

er ruft streicht dunkler die Geigen dann steigt ihr als Rauch in die Luft

dann habt ihr ein Grab in den Wolken da liegt man nicht eng

Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts

wir trinken dich mittags der Tod ist ein Meister aus Deutschland

wir trinken dich abends und morgens wir trinken und trinken

der Tod ist ein Meister aus Deutschland sein Auge ist blau

er trifft dich mit bleierner Kugel er trifft dich genau

ein Mann wohnt im Haus dein goldenes Haar Margarete

er hetzt seine Rüden auf uns er schenkt uns ein Grab in der Luft

er spielt mit den Schlangen und träumet der Tod ist ein Meister aus Deutschland

dein goldenes Haar Margarete

dein aschenes Haar Sulamith

 

4

Fuga de la muerte

Leche negra de la mañana, la bebemos por la tarde

la bebemos al mediodía y por la mañana, la bebemos en la noche

bebemos y bebemos

cavamos una tumba en el aire para que uno no esté apretado

Un hombre vive en casa, juega con las serpientes escribe

escribe cuando hacia Alemania oscurece tu cabello dorado, Margarete

escribe eso y se sale de la casa y brillan las estrellas él les silba a sus perros para que vengan

él les silba a sus judíos para que salgan los deja cavar una tumba en la tierra

nos ordena que toquemos para bailar

Leche negra de la mañana te bebemos por la noche

te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos en la tarde

bebemos y bebemos

Un hombre vive en casa y juega con las serpientes escribe

escribe cuando hacia Alemania oscurece tu cabellos dorados, Margarete

Tu cabello de cenizas Sulamita cavamos una tumba en el aire para que no estés apretada

Él grita ustedes caven más profundo en la tierra y ustedes, los de allá, canten y bailen

él busca el hierro en el cinturón y lo blande sus ojos son azules

ustedes, claven más hondo las palas ustedes, los de allá, toquen música para bailar

Leche negra de la mañana, te bebemos por la noche

te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos en la tarde

bebemos y bebemos

Un hombre vive en casa tu cabello dorado Margarete

tu cabello de cenizas Sulamita él juega con las serpientes

Grita toquen la música de la muerte con más dulzura la muerte es un maestro de Alemania

Grita toquen los violines con más oscuridad y luego esfúmense como humo en el aire

Entonces tendrán una tumba en las nubes para que no estén apretados

Leche negra de la mañana, te bebemos por la noche

te bebemos al mediodía la muerte es un maestro de Alemania

te bebemos por las tardes y por las mañanas bebemos y bebemos

la muerte es un maestro de Alemania su ojo es azul

te atina con una bala de plomo te atina con precisión

un hombre vive en casa tu cabello dorado Margarete

él azuza sus perros contra nosotros él nos regala una tumba en el aire

él juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro de Alemania

tu cabello dorado Margarete

tu cabello de cenizas Sulamita

5

Wer sein Herz

Wer sein Herz aus der Brust reißt zur Nacht, der langt nach der Rose.

Sein ist ihr Blatt und ihr Dorn,

ihm legt sie das Licht auf den Teller,

ihm füllt sie die Gläser mit Hauch,

ihm rauschen die Schatten der Liebe.

Wer sein Herz aus der Brust reißt zur Nacht und schleudert es hoch:

der trifft nicht fehl,

der steinigt den Stein,

dem läutet das Blut aus der Uhr,

dem schlägt seine Stunde die Zeit aus der Hand:

er darf spielen mit schöneren Bällen

und reden von dir und von mir.

5

Quien el corazón

Quien se arranca el corazón del pecho en la noche, alcanza la rosa.

Suyas son su hoja y espina,

a él le pone la luz sobre el plato,

a él le llena las copas de aliento,

a él se apresuran las sombras del amor.

Quien se arranca el corazón del pecho en la noche y lo lanza muy alto:

ese da justo en el blanco,

ese apedrea la piedra,

a ese le suena la sangre en el reloj,

a ese le marca la hora el tiempo de la mano,

a ese se le permite jugar con pelotas más bonitas

y hablar de ti y de mí.

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